

Por Carlos Ilardo – Esta historia es la de un sobreviviente, un refugiado bengalí de apenas 15 años, que en compañía de su padre cruzó fronteras de manera ilegal para seguir aferrado a la vida. Con su talento -ese don innato para elegir la mejor jugada- y su intuición -el buen olfato para la toma de decisiones en general- descifró los entresijos del milenario juego y ganó la partida: gracias al ajedrez, Fahim Mohammad Alam se salvó a sí mismo y a su familia. Lea el artículo completo aquí
Las peripecias y calamidades que experimentó, postales de los casi cinco años de horror y espanto vividos bajo la clandestinidad en las calles de Calcuta, Nueva Delhi, Budapest y París, acaso lo animaron a contar la experiencia en primera persona: en España acaba de ser presentada la novela «El rey de bengala», la biografía del pequeño inmigrante que se consagró campeón de ajedrez de Francia y cuyo éxito despertó la atención del gobierno francés y de millares de refugiados postergados en los puestos fronterizos de la comunidad europea.
El rostro de Fahim tiene frescura de barrio pero guarda tristeza de callejón y sus ojos negros y saltarines perdieron el brillo y el asombro de los tiempos de infancia y juventud; entre los 8 y los 13 años vieron y lloraron mucho más de la cuenta.
«Hoy es el peor día de mi vida. Tengo ocho años y he perdido todo: mi mamá y mis hermanos. Mi vida se acabó», cuenta el niño bengalí en su azarosa biografía, para describir el 2 de septiembre de 2008, fecha en la que por razones de seguridad parecidas al miedo, abandonó su hogar en Dakha y se abrazó a su papá, Nura Alam -bombero de Bangladesh- para escapar como el verde en otoño.
Fahim, que jugaba ajedrez desde los cinco, se había adjudicado un importante torneo en Calcuta, entre jóvenes y adultos. Las repercusiones de la noticia encendieron las alarmas en el hogar de los Alam; una carta sin remitente anunciaba que el niño estaba en peligro y que sería secuestrado. «De los primeros días de la huida aún guardo la imagen de mi padre usando el teléfono a toda hora; solicitando a embajadas y consulados un pasaje para poner la mayor distancia posible entre nosotros y Bangladesh», recordó el joven ajedrecista la noche de la presentación de su novela en el hotel Las Letras, en Madrid.
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